viernes, 3 de abril de 2015

El tacto y la mirada ¿dicen más que las palabras?


Mi objetivo con esta entrada, es poder reflexionar e incitar a la reflexión a todos aquellos compañeros que les parezca interesante mi tema. Basándome en mis escasas, pero productivas vivencias dentro de la expresión corporal y tomando como referencia teórica el siguiente artículo: http://www.revista-apunts.com/es/hemeroteca?article=1391 empezaré con mi aportación. Aunque no antes, sin mencionar a la autora de este documento Inma Canales Lacruz, quien ha reflejado parte de su trabajo realizado en la tesis Consecuencias pedagógicas de la mirada y el tacto en la expresión corporal en este artículo. En él ahonda en la comunicación no verbal y en particular en la comunicación táctil y visual, suscitada en actividades del ámbito de la expresión corporal, centrándose su objeto de estudio en el análisis de las vivencias del alumnado procedentes de dichas actividades, para así poder valorar las consecuencias pedagógicas que se extraen de las mismas.

              Es por ello, que la comparativa y la reflexión de sus resultados me ha  parecido un tema muy interesante, pues yo como casi todos mis compañeros hemos realizado en estos últimos meses una gran cantidad de actividades de expresión corporal, dando lugar a experiencias y sensaciones totalmente diferentes en cada uno de nosotros, como ya se pudo observar cuando escribimos la pancarta tras la actividad de los abrazos u otro día al poner en común y de forma anónima una palabra o sentimiento que describiese como había sido para nosotros esa clase, saliendo cosas totalmente dispares. Por todo ello, es aquí donde quiero empezar mi reflexión destacando, que frente a una misma tarea expresiva planteada en una sesión cada individuo la experimenta de forma personal. Algo fácil de ver con los ejemplos que ya he mencionado, aunque también hay métodos más efectivos y a la vez simples como es proponer que cada alumno haga su propio diario de prácticas. En ellos debemos diferenciar algunos criterios como es la asistencia, pues necesitamos que nuestro alumno consiga el mayor número de vivencias expresivas; otros criterios pueden ser la profundidad y riqueza en las narraciones de los diarios, el género o la edad.


              Por otro lado, debemos insistir en que los docentes desinhiban correctamente a sus alumnos, antes de plantearles  actividades expresivas de mayor complejidad, teniendo siempre en cuenta una serie de factores que nos facilitaran que nuestros alumnos se sientan más o menos cómodos realizando tales tareas. Estos factores son la confianza con quien comparten la tarea, las zonas corporales que les observan, el número de observadores y la sala donde se realizan  las actividades de expresión corporal. Puede parecer una tontería, pero son factores muy importantes que tanto yo como mis compañeros hemos experimentado y comentado; sin ir más lejos en la primera sesión de expresión corporal de este año, que era puramente de desinhibición, hicimos un ejercicio en el que formábamos un gran circulo, donde todos debíamos imitar a una persona. En este ejercicio el alumno se quedaba totalmente expuesto ante un gran número de compañeros y para mí personalmente, fue una actividad algo vergonzosa en la que me puse nervioso, pero sin duda me ayudo a desinhibirme rápidamente, algo que tampoco fue muy difícil, dada la confianza que ya tengo con mis compañeros.

              Sin duda, con las escasas sesiones que para mi gusto, hemos realizado de expresión corporal, nos ha dado tiempo a realizar un gran número de actividades expresivas en la que nuestro lenguaje no verbal ha ido mejorando gradualmente. En ellas, al partir siempre del principio de incertidumbre, cada sesión ha sido única, tanto grupal como individualmente, haciendo que los alumnos experimenten y exterioricen todo tipo de sentimientos y pensamientos, como en las actividades de los abrazos, la construcción de esculturas, la imitación de movimientos de manera visual (con o sin máscara), la representación de los emoticonos de WhatsApp, el desfile de disfraces,  guiar a un compañero que no ve solo con el contacto físico, saludarnos con la mirada…


              Por otro lado, siempre que se realizan actividades que implican contacto físico, puede producirse una sensación de incomodidad o bloqueo por parte de los alumnos, es por ello que debemos trabajar bastante en este ámbito. Una de las actividades que yo recuerdo como algo incomodas en un principio, fue la de rodear con los brazos al compañero que se colaba por el espacio con diferentes posturas, pero que tras cambiar varias veces de pareja me empezó a parecer normal e incluso entretenida. Con ello quiero destacar la necesidad de trabajar bien este tipo de actividades, pues el contacto físico es la mejor forma de exteriorizar nuestros sentimientos y de comunicarnos con los demás. Otra forma muy útil de trabajar este tipo de actividades es a través de mirada o por el contrario con la ausencia de ésta, conociendo que una de las maneras más efectivas de exteriorizar los sentimientos o emociones del alumno es atreves de su privación, dándonos a conocer el mundo interno de éste. Este método lo pudimos experimentar de manera recíproca cuando nos abrazaban o con la actividad de imitarnos por parejas, donde uno hacía de modelo mientras cerraba los ojos y expresaba a su compañero como sentía la música.

              Sin dejar de lado este artículo, en él Inma Canales hace una destacable reflexión e investigación para dar con aquellos recursos y estrategias que soslayen las posibles dificultades que afectan la vivencia de las actividades; un tema que sin duda alguna, es de gran interés para todos aquellos docentes que trabajan con la expresión corporal. Es por ello que el profesor debe estructurar su intervención docente en base al índice de implicación emocional del alumnado, para así poder diseñar recursos y estrategias efectivas, dirigidas hacia el proceso de desinhibición de los alumnos en las sesiones de expresión corporal. Por todo ello, es tarea del docente poder desbloquear a sus alumnos en situaciones tan cotidianas como es el acto visual entre dos personas o el hecho de sentirse observado por la calle.

              Terminando con mi aportación, quisiera lanzar dos preguntas al aire, con la finalidad de que vosotros mis lectores podáis mejorar y embellecer mi humilde reflexión,

      ¿Cómo has vivido tú estas actividades?  ¿Sabrías mejorar aún más la intervención educativa?


BIBLIOGRAFÍA

Canales, I. (2009). La mirada y el tacto en la expresión corporal. Apunts. Educación física y deportes, pp. 33-39. Recuperado de: http://www.revista-apunts.com/es/hemeroteca?article=1391

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